“Cuando Dios terminó de hablar
con Moisés en el monte Sinaí,
le dio las dos tablas del
Testimonio, escritas
por el dedo de Dios”.
(Ex. 31, 18)
“Dirijo la mirada hacia
los montes: ¿de dónde me
llegará ayuda? Mi socorro me
viene del Señor, que hizo el cielo
y la tierra”.
(Sal 121, 1s).
Dichosa tú.
ResponderEliminarBesos.
Y tú también lo eres, Toro, el salmo es para todos...
EliminarTú escucha y ¡silba!
Un beso, Toro. Que tengas buen día ¿vale?