"...Y allí arriba, en la soledad de la cumbre, entre los enhiestos y duros peñascos, un silencio divino, un silencio recreador..." (Miguel de Unamuno)


sábado, 9 de abril de 2016

Desfiladero de Piedrasecha









El desfiladero de Piedrasecha, al norte de León, en la montaña occidental leonesa.

Encontré este vídeo y recordé la primera acampada de mi vida.

Fue durante el verano, al acabar el curso de COU, decidimos en la pandilla habitual realizar una excursión a este desfiladero, era habitual salir "de marcha" a recorrer alguna senda. Y, por primera vez (después de insistir e insistir), nuestros padres nos permitieron pasar la noche allí. Un grupo de doce, si no recuerdo mal. Los chicos de la pandilla eran expertos en marchas de montaña. Llegamos hasta allí en autobús, cargados con las tiendas, mochilas con provisiones, sacos de dormir, guitarras, piquetas y demás artilugios.

El recorrido lo iniciamos en el pueblo leonés de Piedrasecha, que se encuentra a 36 kilómetros de León. El autobús nos dejó junto a la carretera, en un ensanchamiento de la misma que se halla a la entrada del pueblo.

Comenzamos a caminar para buscar un sitio donde acampar.

Montamos las tiendas en una pendiente bastante pronunciada, al lado del río. Un lugar muy bonito aunque dificultoso para acampar. Nos gustó mucho y decidimos quedarnos allí. Una vez instalados, recorrimos el lugar, la llamada "Ruta de los Calderones".





Al inicio de la Ruta de los Calderones se encuentra esta ermita, donde se venera a la Virgen del Manadero, pues a sus pies hay una fuente por donde mana el arroyo de los Calderones en tiempo seco.

La ruta se inicia en Piedrasecha, para tomar después una vereda casi paralela al río. Al seguir avanzando, pronto se observa que el río ya no fluye en superficie, sino que su circulación es subterránea, fenómeno característico de los terrenos de naturaleza caliza. Así, se cruza todo el desfiladero, con paredes verticales, que en algunos puntos casi llegan a tocarse. El camino progresa sobre el antiguo lecho del arroyo, entre cantos rodados y marmitas gigantes. Cuenta un pastor que una vez, una corza perseguida por los perros, saltó de un lado a otro del desfiladero; así de angosto es el paraje. 

Una ruta maravillosa y un lugar como de cuento.


Desfiladero de Piedrasecha


Regresamos al campamento y, al anochecer, encendimos fuego, preparamos la cena (asamos chorizos, compartimos embutidos y tortilla de patatas) y una "queimada" (bebida cuyos ingredientes principales son el aguardiente y el azúcar, a los que generalmente se les añade: corteza de limón o naranja). Comenzamos a cantar con las guitarras alrededor de la hoguera y a contar historias de miedo. Lo que no sospechábamos era el susto que llegaría después.

Y recuerdo especialmente una canción: "Compañeiro sei tocaire" y la risa que pasamos al cantarla. Al final, no sabíamos qué tocábamos: el tamborileiro, bocineira, pianola, violineira, zumbadeira, trianguleiro, guitarreira, instrumentos que se nombran en la canción.

No la había escuchado más, era muy habitual cantarla en la pandilla, nos la enseñó uno de los amigos, Luis, y ésta es la versión que cantábamos con la guitarra alrededor del fuego.




Nos fuimos a las tiendas tarde y, casi a punto de dormir, escuchamos aullar al lobo. Nadie se movía. En la tienda de las chicas sólo nos miramos, permanecimos en silencio, impresionaba. Desde la tienda de los chicos, Juan nos tranquilizó diciendo que los lobos no bajaban al valle durante el verano. Aulló de nuevo sólo una vez más. Nadie decía nada, aún recuerdo el susto, parecía encontrarse cerca.

Mi abuelo me había contado que una vez se encontró con uno de frente, y lo aconsejable era mantener la calma y no correr, el lobo se iba si no estaba hambriento. Pero la impresión era tan tremenda que hasta el vello se erizaba, como escarpias. No dije nada, no era cuestión de asustarnos más. Aunque pensaba en las palabras de mi abuelo: "si no estaba hambriento"...

Nos fuimos quedando dormidos. No aulló más.

Al amanecer, despertamos y escuchamos acercarse pisadas de animales. Lo primero que pensamos fue que venía ¡el lobo!!! Al principio, nadie se movió. Al cabo de un tiempo, reaccionamos. Decidimos salir a mirar.
Salimos y respiramos, se acercaba un pequeño rebaño de ovejas, y escuchamos lo que nos pareció en aquel momento un maravilloso sonido, ¡beeeeee!!! Daban ganas de abrazarlas a todas. ¡No era el lobo!!! 

Algunas piquetas de las tiendas se habían desclavado, ni sé cómo permanecían sin desplomarse.

Nos fuimos al río, que se encontraba bajando la pendiente desde el campamento, en medio de la risa y la algarabía. Recuerdo el agua muy transparente,  cristalina.
Pero el recuerdo más vivo es la risa que pasamos cantando: "Compañeiro sei tocaire, compañeiro qué sabes tocaire..." racataplán y racataplán... Una pandilla encantadora. Éramos distintos y, sin embargo, parecidos en la forma de entender la vida. Cuando comenzamos la universidad, nos dispersamos más, pero alguno de ellos formó parte de la tuna de Medicina de Oviedo, y allí seguía con su guitarra y tan "salao" como siempre. Nos volvimos a encontrar. Y hoy todavía nos vemos y mantenemos la amistad.

Cuando contamos en casa el episodio del lobo, se acabaron las acampadas por una buena temporada. No demasiado tiempo, siempre se nos ocurrían nuevas rutas, nos encantaba. Y bailar, cantar,  hablar.

Nunca más lo he escuchado aullar. Me contó un amigo de Villamanín que antaño, cuando las nevadas eran más copiosas, era habitual que los lobos bajaran al pueblo en busca de alimento, él los vio algunas veces desde la ventana pasear. Ahora, ya no aparecen.


Un documental sobre el lobo ibérico  en las montañas del norte de España, con el aullido, dice que hiela los corazones.

Cuenta la leyenda que la mirada del lobo paraliza, impide correr, helando la sangre de sus víctimas.
Tal como me contó mi abuelo materno, no es cierto, lo mismo que se comenta en el vídeo, pero sí que se eriza el vello como escarpias; aún recuerdo su gesto al decírmelo, era muy expresivo, escuchaba muy atentamente sus relatos, interesantes, detallados, sosegados, recorrió frecuentemente estas montañas, las conocía bien.







20 comentarios:

  1. Al final me vas a hacer dudar en si voy o no al lago mágico...
    Jo.

    Besos.

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    1. No, no dudes, Toro, durante el verano los lobos tienen suficiente alimento, pero sí existe la posibilidad de encontrarte con ellos. Lo que me dijo mi abuelo es cierto, hay que mantener la calma. Supongo que será difícil. Él me decía que el lobo se fue pronto, le miró y se fue, pero que su presencia le erizó el pelo. Paseaba solo cuando lo encontró, y sucedió en invierno. Me lo contaba todo muy detallado y recuerdo su gesto, era sosegado, pero se tocaba los brazos al describir lo del pelo. Debió impresionarle mucho. No era para menos.

      Un beso, Toro.
      Que tengas buena semana :)

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  2. Hola María, qué bonito poder recordar bonitos recuerdos y de qué hermosa manera lo has hecho, me mantuviste con los ojos clavados en la pantalla siguiendo tu bien hilvanada e interesante narración, jaja

    Y qué coincidencia, yo tampoco había vuelto a escuchar esa canción desde mi infancia. La suelo recordar a menudo, me la enseñó mi padre y solíamos cantarla con él, hace tanto tiempo ya...

    Y el lobo, qué fascinante animal, magnífico e intenso el documental y tu abuelo pienso que tenía mucha razón, al lobo hay que respetarlo y no temerlo.

    Un beso, me ha gustado mucho esta entrada, gracias :))

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    1. ¡Hola Minimal! Me hace mucha ilusión lo que me dices de la canción, es muy bonita y la asocio con esos momentos de hoguera, de risas, de pasarlo muy bien. La del vídeo es la que cantábamos. Tal cual.

      Sí, hay que respetarlo, pero debe ser difícil mantener la calma. Mi abuelo la mantuvo. En la acampada lo pensé, me preguntaba ¿y si el lobo tiene hambre? Se le escuchaba muy bien, y la verdad es que impresiona, parecía que estaba cerca. Todo quedó en un susto, pero la sensación la recuerdo.

      Gracias a ti, Minimal. También me llamo María :)
      Un beso y buena semana.

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    2. Jo, disculpa, con el lobo me emocioné, jaja

      Un beso.

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    3. No, no te preocupes, es que también me llamo María.
      Me alegra que te emocionara :)

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  3. Qué recuerdos eh!
    Muy tierno todo,incluyendo a tu abuelo que me ha recordado al mío.
    : )
    El paraje es bien bonito.

    Menos mal que el lobo no tenía hambre...

    Besos y buena semana.

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    1. ¡Hola, Carmen! Sí, son recuerdos muy bonitos, era una buena pandilla. Mi abuelo era muy tierno, muy recto, parecía serio, pero tenía mucho sentido del humor, y yo le escuchaba embelesada sus historias, narraba muy bien, con mucho detalle. Sentimientos, sensaciones, lugares, le estoy viendo ...

      El desfiladero es un lugar para mirar con calma, muy bonito.
      Sí, menos mal, yo no decía nada para no asustar, pero menos mal ...

      Un beso, Carmen. Buena semana para ti también.

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  4. Hermosos paisajes de esas tierras de Castilla ...pero ahora yo hace mucho que no ando por ahí pero por las de Asturias estoy invitada por mis familiares a visitar este verano.
    Gracias amiga por tu cariñosa visita...besos

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    1. No, son de León, es un paisaje montañoso, en la montaña occidental, del municipio de Carrocera. Asturias es preciosa, también voy todos los años.

      Gracias a ti, querida Marina.
      Un beso.

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  5. Rosa, ese paisaje es precioso!!
    Qué miedo lo del lobo y qué pena que estén desapareciendo, qué burros somos los humanos.
    Besos,guapa.

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    1. Sí, qué burros somos.
      Algunos días, como hoy, me dan ganas de que venga el lobo y se zampe tanta carroña como tenemos que soportar. En fin, no podemos acostumbrarnos a esto.

      Un beso, Celia.

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  6. ¡Jo, Rosa! Qué bien "requecontado". Me ha encantado y he recordado mis batallitas en las acampadas... ¡qué historias! ¿verdad??
    Buena semana. Besos

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    1. Sí, qué historias, éramos idealistas y creo que lo sigo siendo. Hoy, con tanto como vemos todos los días, no sé qué pensarán, pero me los imagino.
      En las acampadas se aprendía mucho, y eran sanas, no había malos rollos, ahora que los recuerdo a todos, les doy las gracias. Tiempos felices en compañía de gente estupenda. Encontré el vídeo y salió todo.
      Tomaré en cuenta lo que me dijo mi abuelo: calma. Los lobos peores no son, ni mucho menos, estos animales. Ver tanta corrupción, ¡ufff!!!

      Un beso, Maite. Buena semana.

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  7. De las acampada aprendí a sentir que la naturaleza es nuestro hogar. Y qué grandeza puso Dios en ella. Recuerdo las noches templadas con la guitarra,los cantos. Me lo he pasado genial.
    Qué sabios los abuelos. Son siempre un hermoso referente. Tuve la suerte de disfrutar mucho de él... y cuanta raxón tenia el tuyo.
    Besos Maite

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    1. Sí, cuando bajamos al río y contemplé el agua, clara, tranquila, transparente, no fue mirar, fue contemplar y, sí, me di cuenta de lo que dices. Me sentí muy bien :) Siempre está Dios.

      Mi abuelo me enseñó con su vida algo muy importante: la honestidad, fue una persona honesta, fiel a sus principios. Por eso, cuando veo todo esto que pasa, que se venden por un puñado de billetes, pienso en él, en su ejemplo. Y en el de mi padre, que jamás renunciaron a ellos. Son referentes en mi vida, han muerto, pero siguen completamente vivos en mí.
      Nunca escuché a mi abuelo como "simples batallitas", no, me contaba su vida, y yo le miraba embelesada. Lo mismo que a mi padre. Aprendía un montón.
      Fíjate, Maite, todo lo que da de sí el recuerdo de una acampada ... eran buena gente ...
      Gente sana. Es fundamental, lo más importante, lo que nos transmiten nuestros mayores y vivimos a su lado. Hoy se pasa mucho de esto y es un signo, creo, de decadencia ... y creo también que los jóvenes no son precisamente los culpables ... por eso, calma, aunque eso no significa que debamos enmudecer ...

      Un beso y ¡gracias! Te comprendo perfectamente :))))

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  8. Buenas noches, Rosa:

    Me has hecho recordar la gente de mi adolescencia y los cantos con la guitarra.
    El video me ha encantado, sobre todo por lo que se divierten los dos más pequeños, contagiando la risa, cuando desentona una de las cantarinas.
    ¡Cómo te gusta tu tierra! Buen relato. Los lobos, ¡qué miedo encontrarse con uno!; hay de sobra con verlos en documental.
    De los abuelos: ¡cuánto quieren a los nietos!. Siempre lo he sabido, pero ahora -con la propia experiencia- tengo la completa certeza.

    Abrazos.

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    1. Buenas noches, Gelu:
      Pienso que es una buena experiencia, enseña mucho.
      Sí, es bueno el vídeo, creí que no encontraría la canción, pero apareció.
      Pues imagínate la risa que pasamos ... nos encantaba cantar ...
      Soy una enamorada de mi tierra y de España en general. Sí, así es.
      En aquellos momentos no sabíamos mucho de sus costumbres, y estábamos a la expectativa, nadie decía casi nada, nos mirábamos ... sí ¡qué miedo!
      Seguro que tus nietos aprenden muchísimo contigo, no es para menos :)
      Los abuelos y abuelas son fundamentales, me sentí muy querida por ellos, no les olvido. Aunque mi madre, que se desvive por sus nietos, siempre nos dice que como a los hijos a nadie. Me hace mucha gracia, lo dice convencida. No lo sé, supongo que será bastante similar :)

      Un beso, querida Gelu.

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  9. Hace mucho que no visito "Los Calderones" Pero leyéndote me han entrado unas ganas enormes de volver. De este verano no pasa. Un abrazin cazurro.

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    1. Me alegro mucho, Mara, es una ruta preciosa.

      Y sí, un abrazín cazurro también para ti.
      Gracias, me ha encantado conocerte.

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