"...Y allí arriba, en la soledad de la cumbre, entre los enhiestos y duros peñascos, un silencio divino, un silencio recreador..." (Miguel de Unamuno)


viernes, 22 de marzo de 2013

Tiempo de narcisos

 
 
 
 
Los narcisos

Erraba solitario como una nube airosa
que flota sobre valles y apacibles collados,
cuando de pronto vi, en hueste numerosa,
un trémulo tropel de narcisos dorados,
en la orilla del lago, tras la fronda indecisa,
ondulando y danzando al soplo de la brisa.

Continuos como estrellas que lucen en la noche
y que en plena Vía Láctea chispean a porfía,
en línea interminable y en profundo derroche
se extendían al borde de una clara bahía,
los veía a millares perderse en la lontananza,
moviendo sus cabezas en vivísima danza.

Las olas junto a ellos danzaban sin reposo,
pero ellos les ganaban en sutil alegría.
¡No podía un poeta sino alentar dichoso
en una tan jocunda y jovial compañía!

Yo gustaba -y gustaba- en abstraída calma,
que tesoro esa vista le dispensaba al alma.
Por eso con frecuencia, cuando estoy acostado,
con ánimo vacante o hilando un pensamiento,
en mi visión interna el  cuadro renovado
trueca mi soledad en puro encantamiento;
y el corazón conoce los goces más remisos
y danza alegremente unido a los narcisos.


William Wordsworth (1770-1850)
Selección de María Esther Mezzini de Irigoyen 
 

 
 

Un hermoso campo de narcisos en la película Big Fish
  


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.