"...Y allí arriba, en la soledad de la cumbre, entre los enhiestos y duros peñascos, un silencio divino, un silencio recreador..." (Miguel de Unamuno)


viernes, 15 de marzo de 2013

Algo inesperado: una tormenta

 
 

 
 
 

"En la gruta del rey de la montaña ", Edvard Grieg, Peer Gynt, suite nª 1, op. 46. 
 

Magnífica descripción de una tormenta en la montaña
Es así, tal cual.
 
 
Sabía que algo inesperado podía ocurrir, y apenas se atrevía a desear que no tuvieran alguna aventura horrible en aquellas grandes y altas montañas de picos y valles solitarios, donde no gobernaba ningún rey. Nada ocurrió. Todo marchó bien, hasta que un día se encontraron con una tormenta de truenos; más que una tormenta era una batalla de truenos. Sabéis qué terrible puede llegar a ser una verdadera tormenta de truenos allá abajo en el valle del río; sobre todo cuando dos grandes tormentas se encuentran y se baten. Más terribles todavía son los truenos y los relámpagos en las montañas por la noche, cuando las tormentas vienen del Este y del Oeste y luchan entre ellas. El relámpago se hace trizas sobre los picos, y las rocas tiemblan, y unos enormes estruendos parten el aire, y entran rodando a los tumbos en todas las cuevas y agujeros, y un ruido abrumador y una claridad súbita invaden la oscuridad.
Bilbo nunca había visto o imaginado nada semejante. Estaban muy arriba en un lugar estrecho, y a un lado un precipicio espantoso caía sobre un valle sombrío. Allí pasaron la noche, al abrigo de una roca; Bilbo, tendido bajo una manta y temblando de pies a cabeza. Cuando miró fuera, vio a la luz de los relámpagos los gigantes de piedra abajo en el valle; habían salido y ahora estaban jugando, tirándose piedras unos a otros; las recogían y las arrojaban en la oscuridad, y allá abajo se rompían o desmenuzaban entre los árboles.
 
 
CAMINO DE SAN MARTÍN- SOL Y CABALLOS
Sol y caballos, camino de San Martín de la Tercia

  
Luego llegaron el viento y la lluvia, y el viento azotaba la lluvia y el granizo en todas direcciones, por lo que el refugio de la roca no los protegía mucho. Al rato estaban todos empapados hasta los huesos y los poneys se encogían, bajaban la cabeza, y metían la cola entre las patas, y algunos relinchaban de miedo. Las risotadas y los gritos de los gigantes podían oírse por encima de todas las laderas.
   
J.R.R. Tolkein, El Hobbit
 
 
 
 

3 comentarios:

  1. Bellísimo, pero para verlo en fotos o vídeo. Vamos, que yo me moriría de miedo si me pillase ahí.

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  2. El vídeo está muy bien hecho, me encanta.

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    1. Así es una tormenta en la montaña, no siento miedo, pero impresiona, tiembla todo...

      Es verdad, el vídeo está muy bien hecho.

      Un beso muy fuerte, querida amiga.

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