"...Y allí arriba, en la soledad de la cumbre, entre los enhiestos y duros peñascos, un silencio divino, un silencio recreador..." (Miguel de Unamuno)


jueves, 18 de febrero de 2016

Bendición




Villamanín.  Nevada 2016



Que los caminos se abran a tu encuentro, 
que el sol brille sobre tu rostro,

que la lluvia caiga suave sobre tus campos, 
que el viento sople siempre a tu espalda. 

Que guardes en tu corazón con gratitud 
el recuerdo precioso 
de las cosas buenas de la vida. 

Que todo don de Dios crezca en ti 
y te ayude a llevar la alegría 
a los corazones de cuantos amas. 

Que tus ojos reflejen un brillo de amistad, 
gracioso y generoso como el sol, 
que sale entre las nubes 
y calienta el mar tranquilo. 

Que la fuerza de Dios te mantenga firme, 
que los ojos de Dios te miren, 
que los oídos de Dios te oigan, 
que la Palabra de Dios te hable, 
que la mano de Dios te proteja, 
y que, hasta que volvamos a encontrarnos, 

Dios te tenga, y nos tenga a todos, 
en la palma de su mano. 

Oración irlandesa



Gracias, Beatriz.
Del blog Sureando.



lunes, 15 de febrero de 2016

Río arriba, río abajo




Río Torío, Hoces de Vegacervera (León)





"Río arriba, río abajo", obra de Ángel Barja, compositor gallego-leonés, basado en un tema popular de la zona montañesa.

Los ríos que aparecen en el vídeo son: El Bernesga, a su paso por León, y el Esla, en zona próxima al pantano de Riaño.



domingo, 14 de febrero de 2016

¡Nieva!

 
 
 
La nieve está en mi corazón,
 como el silencio en las habitaciones
de los balnearios:
densa y profunda,
 indestructible...
 
 

 
 
El poeta de la nieve, Antonio Colinas...


Mira la nieve humilde de la cima tutelar,
donde se cierra el círculo
que se abriera en tu infancia,
donde se abre la noche del ser
en la luz que es más luz,
donde ya no hay preguntas
ni respuestas.
 
 
 
 
 

Letanía del ciego que ve


Que este celeste pan del firmamento
me alimente hasta el último suspiro.
Que estos campos tan fieros y tan puros
me sean buenos, cada día más buenos.
Que si en tiempo de estío se me encienden las manos
con cardos, con ortigas, que al llegar el invierno
los sienta como escarcha en mi tejado.

Que cuando me parezca que he caído
porque me han derribado,
sólo esté arrodillándome en mi centro.
Que si alguien me golpea muy fuerte sólo sienta la brisa del
 pinar, el murmullo
de la fuente serena.
Que si la vida es un acabar,
cual veleta, chirriando en lo más alto,
allá arriba me calme para siempre,
se disuelva mi hierro en el azul.
Que si alguien, de repente, vino para arrancarme
cuanto sembré y planté llorando por las nubes,
me torne en nube yo, me torne en planta,
que sean aún semillas mis dos ojos
en los ojos sin lágrimas del perro.

Que si hay enfermedad sirva para curarme,
sea sólo el inicio de mi renacimiento.
Que si beso y parece que el labio sabe a muerte,
amor venza a la muerte en ese beso.
Que si rindo mi mente y detengo mis pasos,
que si cierro la boca para decirte todo
y dejo de rozar tu sangre ya sembrada,
que si cierro los ojos y venzo sin luchar
(victoria en la que nada soy ni obtengo),
te tenga a ti, silencio de mi cumbre,
o a ese sol abatido que es la nieve
donde la nada es todo.

Que respirar en paz la música no oída
sea mi último deseo, pues sabed
que, para quien respira
en paz, ya todo el mundo
está dentro de él y en él respira.
Que si insiste la muerte,
que si avanza la edad y todo y todos
a mi alrededor parecen ir marchándose deprisa,
me venza el mundo al fin en esa luz
que restalla.
Y su fuego
me vaya deshaciendo como llama
de vela: con dulzura, despacio, muy despacio,
como giran arriba extasiados los planetas.
 
 

Ha comenzado a nevar, y, esta vez, parece que va en serio...
La dama blanca, nieve pura, purificadora...



 

Invierno tardío

No es increíble cuanto ven mis ojos:
nieva sobre el almendro florido,
nieva sobre la nieve.

Este invierno mi ánimo
es como una primavera temprana,
es como un almendro florido
bajo la nieve.

Hay demasiado frío
esta tarde en el mundo.
Pero abro la puerta a mi perro
y con él entra en casa calor,
entra la humanidad.



  
Algo calentito, poemas y música...
 
   
 


La poesía es un lenguaje que llega cuando los otros ya no sirven: el de la calle, el político, el económico que nos asedia ahora...
 

    
 

jueves, 11 de febrero de 2016

Esos momentos calmos...




Pico Fontún. Villamanín


 En los momentos calmos es el alma 
 la que alcanza un aliento sorprendente.

Emily Dickinson





Hay que regresar al campo, al menos,
una vez cada tres nubarrones de ansiedad.
Sentarse bajo un alcornoque,
contemplar una puesta de sol,
detenerse en el lenguaje de las cigarras,
respirar la calma de una higuera,
jugar a entenderse con las ovejas.

Hay que regresar al campo,
tender al sol las prisas de este siglo XXI,
fabricado para hacer demasiadas cosas
sin detenerse en ninguna.
Cerrar con llave: móviles,
ordenadores, tráfico, ruido,
planes, agendas...

Hay que regresar al campo,
regresar para entender
que aún estamos vivos,
que aún hay tiempo
para saber quiénes somos.

Sara Zapata




lunes, 8 de febrero de 2016

Solveig




Peer Gynt.  Ibsen  -La Canción de Solveig-  (Música de Edvard Grieg)


Te esperaré aquí un otoño más,
otro invierno, otra primavera
y otro verano. Volverás,
volverás algún día del año
y me encontrarás, fiel a la promesa
que te di.

¡Dios te guarde!
¡Dios dirija tus pasos!
¡Dios inspire tus actos!
Si aquí regresas,
aquí me encontrarás, sin un reproche.
Y si allá arriba me esperas,
allá te encontraré, amado mío.

Amigo, querido amigo
que tan lejos te hallas de mí,
¿llegarás...? Impaciente espero.
Pero si la carga te resulta pesada,
no renuncies a hacer un alto en el camino.
Aguardaré, aguardaré cuanto haga falta,
pues mi palabra te di.




Una de mis canciones favoritas, saber contemplar el milagro de nuestra propia existencia...

Podéis mirar aquí  y aquí sobre esta obra.



miércoles, 3 de febrero de 2016

Mi corazón te canta






Se me olvidó tu nombre,
no recuerdo
si te llamabas luz o enredadera,
pero sé que eras agua
porque mis manos tiemblan cuando llueve.

Se me olvidó tu rostro y tu pestaña
y tu piel por mi boca transitada
cuando caímos bajo los cipreses
vencidos por el viento,
pero sé que eras luna
porque cuando la noche se aproxima
se me rompen los ojos
de tanto querer verte en la ventana.

Se me olvidó tu voz, y tu palabra,
pero sé que eres música
porque cuando las horas se disuelven
entre los manantiales de la sangre
mi corazón te canta.

Carlos Medellín