"...Y allí arriba, en la soledad de la cumbre, entre los enhiestos y duros peñascos, un silencio divino, un silencio recreador..." (Miguel de Unamuno)


miércoles, 20 de abril de 2022

Una nueva estrella






Se ha descubierto una nueva estrella,
lo cual no quiere decir que se vea más claro
en el cielo, ni que ella nos faltase.

La estrella es grande y lejana,
tan lejana que es muy pequeña,
más pequeña que otras,
incluso más pequeña que ella misma.
El asombro no tendría nada de
sorprendente
si es que tuviéramos tiempo para
sorprendernos.

La edad de la estrella, su masa, su lugar en el universo,
bastan tal vez
para una tesis doctoral
y para un brindis.
En los medios cercanos al cielo: el astrónomo, su mujer, los padres, los colegas,
el ambiente es desenvuelto,
no se exige ninguna formalidad,
la conversación gira sobre las novedades del barrio
y se picotean cacahuetes.

La estrella es magnífica,
pero eso no es razón
para no beber a la salud de nuestras
damas,
incomparablemente más cercanas.
La estrella es intrascendente.
No tiene ningún efecto sobre el clima, la moda, los goles del partido,
los reajustes del gabinete, los presupuestos y la pérdida de valores.
No tiene ninguna influencia sobre la
propaganda
ni sobre la industria pesada.
No se refleja sobre el barniz de la mesa de debates.
Es irrelevante para los días contados de la vida.

Para qué preguntar
bajo cuántas estrellas nace el hombre
y bajo cuántas estrellas muere
un instante después.

Wislawa Szymborska



"Estrella del firmamento", Joaquín Díaz



4 comentarios:

  1. ¡Oh! Vaya poema, me dejas sin palabras, Rosa.
    Y la canción...
    Abrazos

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    1. Otro:

      Bajo una pequeña estrella

      "Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
      Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
      Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
      Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
      Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado por alto a cada segundo.
      Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo el primero.
      Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
      Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
      Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco de un minué.
      Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño a las cinco de la mañana.
      Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
      Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
      Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
      inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
      absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
      Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
      Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas respuestas.
      Verdad, no me prestes demasiada atención.
      Solemnidad, sé magnánima conmigo.
      Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
      No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
      Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
      Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos, cada una de ellas.
      Sé que mientras viva nada me justifica porque yo misma me lo impido.
      Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas y que me esfuerce
      después para que parezcan ligeras".

      Y Joaquín Díaz, maravilloso.

      Un beso.
      Buenas noches.

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  2. Gracias infinitas y lluvia de besos

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