Cuando la nieve va a llegar se oye
un silencio en los campos,
un silencio en los cielos.
Luego, van descendiendo densos copos,
los sientes en el rostro como un don
y te vas despertando a nueva vida.
Avanzas en lo blanco lentamente,
avanzas con el peso de lo negro
que siempre hubo en ti,
con lo que hiere y duele y nos enferma,
con todo el mal que en siglos hemos hecho
con todo el mal que en siglos nos hicieron.
Mas, poco a poco, se aligera el cuerpo
y el alma, extraviada en lo blanco,
espacio es de sí misma.
¡Paraíso en la nieve!
Al fin, ya todo es blanco
en lo negro del hombre.
Hasta el aire tan frío que respiras
te parece de fuego.
Y allá donde se posan tus dos ojos
la luz es una zarza que llamea,
oímos el crujido de la luz.
Antonio Colinas
Enciendo el fuego,
el pruno se llena
de gorriones y de flores moradas.
Enciendo el fuego,
llega la música
más hermosa:
el Agnus Dei de Barber
Enciendo el fuego,
escucho la noche
con su silencio que llama
a la nieve.
Enciendo el fuego
y yo soy el que arde
en noche, en nieve, en música, en silencio.
La voz de un poeta...
"...en su blancura,
en su nieve que ardía sin arder..."
siempre habrá al final del laberinto
de la vida
una puerta de oro..."
¡Qué gran poeta!!
ResponderEliminarMe gusta mucho
"Sólo quisiera
escribir mis palabras con silencios:
escribir el poema sin palabras.
Sólo quisiera
musitar el poema
como plegaria de silencio
en el silencio.
Antonio Colinas
Disfruta del puente,
Abrazos
Una llamada al silencio.
Eliminar¡Gracias! Coincido contigo, me encanta este poema.
"Canciones para una música silente".
Lo estoy disfrutando. Espero que tú también.
Un beso.
Precioso!!!La nieve me fascina...
ResponderEliminarUn Beso
:)
EliminarRecuerdo aquella rosa nevada que dejaste, ¡qué bonita!
Un beso, querida Princesa.