Yo creo en el cristianismo como creo que el sol ha salido. No sólo porque lo veo, sino porque gracias a él veo todo lo demás.
C.S.Lewis
Sucede a veces misteriosamente, que unas palabras o una canción, lanzadas al viento por un poeta, me sugieren versos. Hay cosas que nunca cambian, lo más importante no se ve, se siente:
En tu luz matinal como me envuelves,
¡oh primavera amada!
Con todas las delicias del amor,
entra en mi pecho
tu sacro ardor de eterna llamarada;
¡oh infinita Belleza:
si pudiese estrecharte entre mis brazos!
Recostado en tu pecho languidece
mi corazón; de musgos y de flores
dulcemente oprimido, desfallece.
Tú apaciguas mi sed abrasadora,
¡oh brisa matinal y acariciante!
mientras el ruiseñor enamorado
me llama entre la niebla vacilante.
Ya voy, ya voy, y ¿adónde?
¡Ay! ¿Adónde? Hacia arriba, ¡siempre arriba!
Flotan, flotan las nubes o descienden
y abren paso al amor de ímpetu fiero.
A mí hacia mí, contra tu ser, ¡arriba!
¡En abrazo sin par, arriba, arriba!
Contra tu corazón, ¡oh dulce Padre,
oh inmenso Padre del amor fecundo!
Johann Wolfgang von Goethe
[...] En esta hora a solas con tu historia,
he decidido combatir contigo,
y no quiero alcanzar una victoria,
sino tocarte y proclamar que existes.
[Salmo de Tudor Arghezi; versión de Pablo Neruda]
Un ballet en mis manos
La poesía cruza la tierra sola,
apoya su voz en el dolor del mundo
y nada pide
ni siquiera palabras.
Llega de lejos y sin hora, nunca avisa;
tiene la llave de la puerta.
Al entrar siempre se detiene a mirarnos.
Después abre su mano y nos entrega
una flor o un guijarro, algo secreto,
pero tan intenso que el corazón palpita
demasiado veloz. Y despertamos.
Eugenio Montejo
“¿Que se espera de la poesía sino que haga más vivo el vivir?”
Rafael Cadenas.
Para un poeta especial que no sabe que lo es...
Gracias ...
Y más gracias ... siempre ...